Estamos en plena ola de calor y nos llevan meses diciendo en redes sociales que para ir a la playa sólo hace falta un cuerpo y un bikini. Amiga, menos mal que nos han dado permiso. ¿Pero sabes por qué las redes arden con este tipo de discursos? Como mera oposición a la típica operación bikini.
Los observo desde la barrera, y ninguno de los dos discursos me convence. Analicemos; ¿el hecho de que me tenga que matar de hambre para poder enseñar tipín en la playa es bueno para mi salud? 🤔Si alguien te lo confirma, denúncialo, porfa. Por otro lado, ¿De verdad crees que ver a cualquier tipo de cuerpo en la playa te va a ayudar a ti, sí, a ti, a sentirte mejor? Déjame que lo dude… Aplauso para ella. Pero a mí, me importa…bien poquito, ¿o me estoy perdiendo algún dato?
Ninguna de las dos teorías nos aporta ningún valor para poder sentirnos bien en nuestro cuerpo; simple populismo y… polarización (ya que está de moda…) En este mail te cuento todo, para que sí puedas encontrar ese equilibrio que te pertenece. Ni tanto ni tan calvo.
Punto uno: estos mensajes suelen estar dirigidos a mujeres. Y como sabemos, amigas, cada mujer es un mundo. Y por eso, cada una necesitará cosas diferentes para sentirse bien. La lucha que hay en nuestro cerebro no siempre se salda a favor del más fuerte. Eso de la fuerza de voluntad sirve…hasta cierto punto. Te pongo un ejemplo con la compleja señal de hambre. Hay distintos procesos neurales que afectan a una misma señal: procesos afectivos, hedónicos, neuroendocrinos, etc. En unas personas pesan más unos, y en otras, pesan otros. Lo afectivo – a.k.a. emocional – a algunas personas las rompe. Si están tristes o ansiosas, se les cierra el estómago. A otras sin embargo, su estado emocional no les afecta demasiado. Incluso puede que intervenga de forma diferente: a unos la ansiedad les abre el estómago, a otros se lo cierra. Por eso siempre te insisto en la importancia de conocer el proceso distal y no en escuchar lo que le va bien a fulanita, porque puede que tú necesites lo contrario. Momento reflexión: busca un ejemplo cercano para que esto de la individualidad de cada uno se te meta en la cabecita. Por cierto, en la Comunidad Healthywarrior profundizo en estos temas si quieres aprender más. El enlace es aquí => te doy la bienvenida!!
Y ¡ojo!, nadie duda que vivimos en un momento en el que la imagen es megaimportante. Pero no sólo la física, sino la de todas las cosas. Yo misma odio la tecnología, y si quiero generar contenido para redes sociales, tengo que pasar por el aro de comprarme mejores equipos y contratar editores que hagan más atractivo mi contenido. Así que, no te lo tomes como algo personal.
Las cosas pasan, no nos pasan (alerta negrita); por eso, te doy el primer consejo para que aprendas a defusionarte de pensamientos y emociones que pueden hacer que te sientas mal en tu cuerpo es darle demasiada importancia a estos fenómenos.
Ya sabéis que a mí me gusta estar delgada. Pero, pero…la operación bikini me parece nefasta, igual que la operación boda de un amigo o reunión con mis ex compañeros de clase. Si quieres alcanzar una imagen x para esos momentos, tu cuerpo – o sea tú – te importas un carajo. Y estoy ya harta de ver en asesoría casos así. Personas que están en el mundo de yupi, pasando de sus hábitos, vamos, de sí mismas, hasta que llega ese momento. ¿Qué van a pensar de mí cuando me vean? ¿Se darán cuenta de que he engordado? ¡Qué vergüenza! Si no te importa más estar tú bien en tu cuerpo y en tu vida, que lo que piensen otros, mal vamos. Tú habitas tu cuerpo todos los días, ¿y te importa que menganito te vea de x forma? Tu cuerpo eres tú. Al que no le guste, que no mire. Y si tú no te gustas y te has dado cuenta de ello, lo trabajaremos; que hay varias opciones y conmigo, ninguna pasa por matarte de hambre. Prometido.
Lo que creo ocurre es que realmente muchas de esas personas se llevan sintiendo mal en su cuerpo todo el año, pero evitan la sensación; huyen de ella. Hacen que no ven el elefante en la habitación. Ergo no es la mirada ajena, eres tú misma. Eres tú la que no quiere mirar lo que realmente siente. Y sé de lo que hablo. Cuando me daba atracones, prácticamente no iba a ninguna comida familiar. Y no sólo porque estaba inflamada como un pez globo, sino porque yo, Ana, la estudiante ejemplar que saca matrícula de honor en segundo de bachillerato, ha dejado ya dos carreras. Mientras todos sus primitos, mucho más vaguetes y supuestamente menos listos, ya han acabado las suyas. Nadie de mi familia tuvo una mala palabra hacia mi persona. No me juzgaban ellos, me juzgaba yo, que sabía mejor que nadie lo muy poco que me gustaba mi propia vida.
Volvamos al titular: ¿Me va a ayudar el hecho de que salga en Instagram una señora gorda en bikini bailando la conga y diciéndome que sólo necesito dos cosas que ya tengo para ir a la playa? En mi caso no. Puede que en el tuyo sí, lo importante es entender la causa. Explicarla, no describir; en mi caso sería algo como… “A mí no me ayuda porque me gustan los cuerpos delgados; por tanto, ver a esta señora no me ayuda a que yo me sienta mejor en mi cuerpo”. Pero cuidado; yo no soy ejemplo de nada. Yo, contigo, analizo, profundizo y, entre las dos, decidimos lo mejor para tus objetivos. Los míos son los míos. Los tuyos, los tuyos. Lo que no voy a atentar es nunca contra tu salud. Nunca.
Algunas clientas sí me han dicho que el mensaje de bodypositive les ha hecho mucho bien. Les ha ayudado a quererse como son. Yo esa asignatura la probé cuando después de diez años deambulando por la calle comiendo como una yonki decidí volver a estudiar. Cuando me apunté a un FP después de ser incapaz de sacar la carrera de medicina ni la de fisioterapia. Cuando a mis 28 años, iba a clase con niños de 18. Cuando me ponía nerviosa su inmadurez, y sabía que YO era el problema. Porque por suerte o por desgracia, he hecho muchas cosas en la vida que no están para nada alineadas con mis valores. El día que te responsabilices de las cosas que no te gustan de ti y te comprometas a trabajar para cambiarlas, automáticamente te sentirás mejor. Antes de quedar para esa comida familiar, ese evento…¡Queda contigo misma y háblate claro; de forma asertiva, pero sin desviar la mirada!
Luego hay otro tipo de clientas que te dicen… “Pero Ana, los estándares de belleza son imposibles”. “¿Los de quién, querida?” No sé, igual eres millonaria y estás llorando en un yate en Ibiza macho, pero a las piscinas y playas que yo voy la gente es normal y diversa. Comparar tu cuerpo con el de la instagramer de turno es como si comparo mis platos feos de narices, con lo que se encuentra una navegando por redes. Que llevo desde que empecé el colegio deseando escapar de artes plásticas, que me he tatuado la raya del ojo porque si me la hacía yo parecía Kung Fu Panda.
No sé, voy al gimnasio tres veces a la semana y te juro que no veo a Jlo ni a Shakira por ningún lado. ¿Comparas tu cuerpo con el de las famosas que viven por y para su cuerpo? ¿Y tu inteligencia? ¿Te sientes mal por no tener un Nobel? Pues revisa tus valores. Si te jode vivir en un mundo en el que el cuerpo está por encima de todas las cosas, empieza a actuar en consecuencia.
Y aquí está el consejo dos. Busca una lista de valores en internet y elige los tres que te representan. Y en cada cosa que hagas, que estén como ingrediente principal.
A mí me encanta la valentía. Ser valiente no es no tener miedo. Es hacer las cosas aunque tengas miedo. Ser valiente no es ponerme un bikini si no me gusta cómo me queda. Ser valiente es escoger la ropa de baño con la que me siento más cómoda y ponérmela.
Y aquí se viene la madre del cordero. La interocepción, la gran olvidada. Algunos le llaman el sexto sentido. Y nada que ver con eso de que se te aparezcan los muertos. Es la percepción y procesamiento de las señales internas. Tú sientes tu cuerpo todo el rato, y esas señales llegan a tu cerebro. Él las interpreta. Cómo de ligero o pesado es tu cuerpo cuando subes unas escaleras. El contacto de la ropa con tu piel. El espacio que ocupa. Las emociones las sientes en tu cuerpo. La barriga más inflamada o más planita. Todo. Por eso la señora en bikini no hace que yo me sienta mejor, porque mi cerebro procesa la información que viene de mi cuerpo, no del suyo.
Quizá si tú seas una persona más alocéntrica, sí te funciona que alguien externo te recuerde la importancia de aceptarse. Ya sea para intentar cambiar, o para quedarte como estás. ¿Sabes qué es aceptar? Tranquila, la señora del bikini seguro que tampoco. Aceptar es no juzgar. No etiquetar. Mi cuerpo es. Sin adjetivos.
Siempre comparto contigo fotos de mis gatitos, aunque sé que yo soy su humana. Leila y Athos. Cuando los conocí, Athos no me gustaba nada. Lo veía tan oscurito de marrón y negro que era como una ratilla, de alcantarilla, me refiero. Pero amiga, hoy lo miro y veo al rey de la Sabana. A mi caminante blanco. Esas patitas elegantes, esos ojazos azules, esa barriguita siempre dispuesta a que le toque su pequeño michelín. Esto lo puedes haber sentido con amigos, parejas…que se vuelven guapos con tu mirada amorosa. Quiérete amiga. No porque te den permiso, sino porque vas a vivir mucho mejor así. Quererse no es comer como nos dice la skinny o la gordi. Quererse es escucharse y cubrir las necesidades de una misma. Es ser lo que una es. Sin más. Y créeme, ahí sí te vas a sentir mejor en tu cuerpo. Porque lo vas a tratar muchísimo mejor. Y además, porque vas a valorar tu vida en global. Quizá este verano no sea el que veas tu cuerpo mejor, ¿has tenido un año de atracones? Lo siento mucho. Nadie te obliga a ir a la playa si no quieres, pero si quieres, disfrútala. Si alguien te mira raro o te hace un comentario desagradable, empieza a aceptar que la mayoría de personas tienen la conciencia de un yogur 0%. Vincúlate con el que vale la pena. Recuerda, las cosas pasan. Estoy segura que la que te dice algo de tu cuerpo, también lo diría de otra cosa. Es que no es gordofobia, es gentuza a la que hay que marcar límites. Y eso es quererse también.
¡Ah! Y por último, por aquí te dejo esta recomendación de crema súper gustosa, que te devolverá su aroma todo el día. Masajearte con cariño, también es quererse. Una mezcla entre aceite y crema, fácil de extender, muy para verano. Un mimo, del que yo disfruto.
¡Recuerda! No eres sólo tu cuerpo, pero tu cuerpo eres tú.
Si quieres aprender estrategias nutricionales para de forma honesta intentar cambiar tu composición corporal, escríbeme y lo trabajamos juntas. => Deseando leerte.